Renfe reorganiza y amplía la capacidad de sus talleres de alta velocidad, que corren riesgo de saturarse, para dar entrada al parque de AVE y a los trenes de la competencia tras la liberalización del transporte de pasajeros. El operador, que tiene la obligación de ceder espacio a los nuevos operadores para que realicen el mantenimiento de primer nivel de su material rodante (el que se hace casi a diario), ha licitado la construcción de un nuevo taller en Fuencarral (Madrid) por 95,6 millones de euros y estudia ir un paso más allá de las exigencias de la CNMC y realizar él mismo la conservación y reparaciones pequeñas de los trenes de la competencia.
La obra del nuevo taller, con el que Renfe busca ampliar un 48%, hasta los 62 surcos, su capacidad para mantener trenes de alta velocidad, está articulada en dos fases y tiene un plazo de ejecución de 24 meses. En una primera fase, valorada en 59 millones (sin IVA) se construirá la infraestructura, la playa de vías y se pondrán en marcha diez surcos nuevos en los que se puede realizar los trabajos de conservación de hasta tres trenes al día, unos 30. En una segunda actuación (presupuestada en 20 millones sin IVA) se incrementarán las vías de operación en otras diez: ocho puestos de 200 metros y cuatro puestos de 100 metros.
«En principio, la idea era ceder solamente la infraestructura, como con los operadores de mercancías, pero la cúpula ha visto una oportunidad de negocio y ahora busca que sea la filial de Mantenimiento la que preste el servicio integral de primer nivel», explican fuentes cercanas la compañía. El operador francés SNCF ya se ha puesto en contacto con Renfe para negociar el modelo de mantenimiento de sus trenes, aunque el grupo galo no realiza comentarios sobre los contactos con el operador ferroviario español, que, por su parte, asegura haber recibido llamadas de otros grupos, informa El Economista.
Renfe tiene una capacidad de mantenimiento de alta velocidad en sus bases de 42 puestos, con los que pueden dar servicio hasta a 252 unidades de material rodante, lo que implica que están cerca del colapso (el operador tiene 230 autopropulsados y 19 locomotoras de alta velocidad). Con la llegada de los 30 Avriles comprados a Talgo y los trenes cama que se van a convertir en vehículos de alta velocidad, el parque del operador va a incrementarse en un 19%, lo que unido a la entrada de otros operadores «saturará las actuales instalaciones por lo que urge aumentar la actual capacidad«, explican fuentes de la compañía ferroviaria.
Además de ampliar la capacidad con un nuevo taller en la zona de Chamartín, la compañía estatal también quiere trasladar al complejo de Fuencarral el mantenimiento de los trenes que hacen la ruta entre Madrid y Levante para, entre otras cosas, liberar espacio en las infraestructuras de Santa Catalina, que están en la zona de Atocha y dejar espacio para nuevos trenes en la zona y para los de la competencia que operen rutas con origen y destino en Atocha. Según informa Adif, el corredor Madrid-Levante pasará a tener a Chamartín como estación de referencia, un cambio para lo que será fundamental que se ponga en marcha el túnel que une ambas estaciones madrileñas (conocido como el túnel de la risa) y que en principio está previsto que se inaugure en noviembre de esta año. El túnel para los trenes de alta velocidad, que permitirá arrancar la gestión integrada de las dos infraestructuras, lleva meses concluido y actualmente se están realizando las pruebas de seguridad, que son muy complicadas.