El Gobierno británico ha dado luz verde al tren de alta velocidad que unirá Londres con el norte de Inglaterra, a pesar de la controversia levantada en torno al mayor proyecto europeo de infraestructuras por su alto coste y sus problemas medioambientales. Sin embargo, el High Speed 2 (HS2) podría funcionar más lentamente al norte de Birmingham para reducir los costes, ha dicho Grant Shapps mientras criticaba la «obsesión» del proyecto por reducir los tiempos de viaje.
El secretario de transporte dijo que una revisión de la línea planeada de Birmingham a Leeds y de Crewe a Manchester podría llevar a que la ruta cambie ligeramente, posiblemente haciéndola menos recta y por lo tanto disminuyendo la velocidad. El gobierno argumenta que sería contraproducente retrasar la primera fase de la HS2, entre Londres y Birmingham, volviendo a examinar los costes, pero quiere volver a examinar partes de la segunda fase al norte de Birmingham para ayudar a bajar el precio, que podría superar los 100.000 millones de libras.
En una comparecencia en la Cámara de los Comunes, Johnson, que ganó las últimas elecciones con la promesa de potenciar el norte inglés, dijo que su Gobierno ha tenido «las agallas» de aprobar la segunda fase del plan de infraestructuras HS2, a pesar de los informes oficiales en contra. La ruta del HS2, que debe estar completada en 2040, unirá Londres y Birmingham, y después esta ciudad del centro de Inglaterra con Manchester y Leeds en el norte.
El primer ministro aseguró que un miembro de su Ejecutivo supervisará las obras para «restablecer las disciplinas», después de que la primera fase del proyecto, que se inició en 2017 con trabajos preliminares, vaya con retraso y se haya salido ya del presupuesto. Johnson argumentó que «la mala dirección» hasta ahora de la gestora HS2 Ltd, auspiciada por el ministerio de Transporte, «no quita el valor fundamental» del mayor proyecto ferroviario desde la época victoriana, que ha de servir para aumentar la capacidad y velocidad de los trenes y crear empleo, según el dirigente.
El Ejecutivo conservador de 2015 estimó en su presupuesto que el proyecto tendría un coste de 56.000 millones de libras (66.400 millones de euros), pero cálculos posteriores lo han elevado hasta unos 107.900 millones (127.945 millones de euros), lo que ha llevado a muchos diputados a pedir su suspensión. La aprobación del plan completo, que conllevará expropiaciones y movimientos de carreteras y ríos, con gran impacto en el paisaje, es una buena noticia para empresas españolas como Ferrovial, ACS, CAF o Talgo, que tienen intereses en el proyecto.
En medio de la fanfarria del gobierno sobre la creación de nuevas infraestructuras en el norte de Inglaterra, se prevé que el HS2 no se entregará a los pasajeros de Manchester y Leeds hasta entre 2037 y 2040. El gobierno espera comprimir este calendario, en parte integrando la fase final del proyecto en las obras de las rutas de transporte existentes y nuevas, como la prevista conexión ferroviaria de alta velocidad entre Manchester y Leeds.
Los grupos ambientalistas criticaron el impacto en los bosques y la vida silvestre antigua, mientras que los sindicatos y los grupos empresariales dijeron que el HS2 debería proceder ahora sin más demoras.