Muere el diseñador de Cercanías de Renfe


El artista y diseñador gráfico Alberto Corazón ha muerto en Madrid, su ciudad natal, a los 79 años por complicaciones derivadas de problemas de salud que arrastraba en los últimos tiempos. Pintor, escultor, fotógrafo, escritor y docente, pero sobre todo diseñador y revitalizador de un oficio que nadie apreciaba cuando él comenzó su andadura, es el artífice de logotipos de instituciones y empresas españolas como la Biblioteca Nacional, Casa de América, Ministerio de Sanidad y Consumo, Junta de Andalucía, Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Compañía Nacional de Teatro Clásico, Once, Paradores, Centro Cultural de la Villa de Madrid… y de Cercanías de Renfe. Premio Nacional de Diseño, su obra comienza a hacerse cotidiana entre nosotros a partir de 1989.

En 1988 Renfe, que pretende revitalizar sus viejos trenes de cercanías, contacta con el diseñador madrileño para construir la nueva imagen del transporte ferroviario. Hasta entonces eran servicios sin una identidad definida, que se prestaban entre las grandes capitales y las poblaciones cercanas, utilizando todo tipo de trenes y estaciones de la red regional. La compañía quería crear un servicio que modernizase este concepto y dotarlo de una identidad propia. Los horarios y folletos los llamaban trenes o servicios de cercanías y la gente los conocía como el tren o la Renfe, de modo que una de las decisiones de Alberto Corazón fue elegir el nombre que se convertiría en marca. Según cuenta, el sector ferroviario tradicional «exigía siglas del tipo Metros Regionales de Frecuencia Media» y fue bastante polémico el establecer la palabra ‘Cercanías’ como marca, en muchos casos unida a la ciudad: Cercanías Madrid, Cercanías Barcelona o Cercancías Bilbao….

El estudio de Alberto Corazón no solo se encargó del nombre y logo, sino de todos los elementos de las estaciones, la pintura de los trenes e incluso el mapa de la red, con algunos rasgos aún vigentes. También decidió que los trenes fuesen blancos con el techo rojo para que transmitiesen una imagen de modernidad y limpieza, algo que chocaba con los estándares de la época en la que los trenes solían pintarse de verde o azul oscuro completamente.

El símbolo de Cercanías definitivo fue en realidad el primero que tuvo este medio de transporte. El primero que se creó fue una C inscrita en un círculo, que, según relataba el propio Corazón en alguna entrevista, «trataba de reforzar el reconocimiento y la recordación». Sin embargo, al año de comenzar a la red se incorporó Cataluña, en donde el nombre sería Rodalies. Y claro, no quedaba bien que el símbolo fuese una C, que tampoco encajaba con el resto de nombres en idiomas cooficiales (Rodalia en valenciano, Aldiriak en euskera y Proximidades en gallego, aunque esta última está solo reservada). Corazón dio con la solución al problema: «girando ligeramente la C, de modo que se reforzara la imagen de rueda en movimiento, que pasaba a ser un C en movimiento. Hacer de la necesidad virtud».

Treinta años después, sigue totalmente vigente y sin necesidad de arreglos a la vista, algo poco inusual, lo que confiere gran importancia a este símbolo que permite mantener su espíritu e identidad sin alterar su esencia y que faculta sostener la imagen corporativa de los diferentes centros de Renfe. Es en la actualidad un icono rápidamente reconocible en cuaqluier ciudad donde la operadora ferroviaria tiene sus infraestructuras y parque móvil. El logo de Cercanías es, desde el punto de vista artístico, uno de los mejores diseños de este sector en los últimos años.

Este logotipo, como tantos otros que salieron de su inspiradora creación es un arte útil, que utiliza el diseño para sintetizar, nombrar, identificar, orientar y comunicar. Como solía explicar Alberto Corazón, sus diseños hablan de lo cotidiano, cercano y no perecedero, pero sobre todo son humanistas, como se puede comprobar en el individuo que camina con el bastón ante las siglas de la Organización Nacional de Ciegos Españoles de la Once. «Defensor de una mirada más libre que rentable, fue también ensayista, profesor, analista y no se cansó de protestar, como durante el confinamiento por la pandemia, con sus mensajes que transmitían la desesperanza de saber que tras la crisis sanitaria estaba la económica», señalaban ayer en su obituario.

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