Agricultura se hace cargo del Camino Natural de la antigua línea ferroviaria Santander-Mediterráneo


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Parte del trayecto de la antigua línea Santander-Mediterráneo se convertirá en vía verde. Representantes de la dirección general de Desarrollo rural y Política forestal, entidad dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), han contactado con la Diputación Provincial de Soria con el fin de solicitar el proyecto, ahora calificado como Camino Natural, de la antigua línea férrea que nunca llegó a abrise en su totalidad.

El proyecto tendrá en cuenta, inicialmente, un tramo de unos 62 kilómetros que hasta 2013 disponían de raíles y traviesas. El plan establece tres fases; una primera del límite de la provincia de Soria, entre las localidades de San Leonardo y Hontoria del Pinar, con Pinar Grande; una segunda hasta Herreros; y la tercera en conexión con el término de la capital de la provincia.

No se han hecho públicas las previsiones de fechas ni la dotación económica, pero el presidente de la institución provincial, Antonio Pardo, matiza en parte la comunicación no oficial, aunque defiende el protagonismo del Magrama en el proyecto. Esto significa responsabilizarse con los compromisos adquiridos con los ayuntamientos por los que cruzaba la línea férrea que ha sido desmantelada por Adif, en su tramo desde Soria a San Leonardo de Yagüe.

El 1 de enero se cumplieron 30 años desde que dejó de prestar servicio este ferrocarril. En 1985, por una decisión ministerial se cerró la línea del Santander-Mediterráneo al igual que otros 1.000 kilómetros de vías debido a la nefasta explotación y su ruinoso estado de mantenimiento no eran competitivas. El Santander-Mediterráneo fue un proyecto de principios del siglo XX con el que se pretendía enlazar los puertos de Santander, en el Cantábrico, y de Valencia, en el Mediterráneo, persiguiendo una salida marítima a las mercancías procedentes de las provincias interiores por las que el ferrocarril circulaba.

Las diputaciones de Santander, Burgos, Soria y Zaragoza tuvieron una actuación importante en este proyecto que inicialmente tenía como objetivo principal unir Ontaneda con Calatayud realizando un ferrocarril de vía métrica, aunque la mayoría de sus enlaces fueran de ancho ibérico. En 1912 fue aprobado por el Ministerio de Obras Públicas. Con el comienzo de la Primera Guerra Mundial, se decide que el ferrocarril tendrá importancia militar; se revisa y se cambia el proyecto, modificando también el ancho de vía. Además de planificarlo en ancho ibérico, exigen que tenga paso obligado por Trespaderne, para facilitar una futura conexión con Miranda de Ebro y Bilbao.

Aunque en 1941 se nacionaliza la línea, en 1959 se decide paralizar las obras. El motivo no está claro, y las opiniones son muy variadas. Es más que evidente que la gestión nunca fue buena. No consiguió realizar un servicio combinado con la Compañía Central de Aragón, ni tampoco había trenes que realizaran los 365 kilómetros del primer tramo seguidos. Incluso el recorrido entre Burgos y Cidad–Dosante perdió el enlace a Calatayud.

En 1986, bajo el gobierno del socialista Felipe González, aduciendo el déficit económico, el Ministerio regentado por Enrique Barón optó por cerrar las líneas férreas que no cubrieran el 23% de los gastos de explotación que generaban, para lo que se presentó una serie de polémicos estudios que fueron contestados tanto por la ciudadanía como por las instituciones a las que afectaban los cierres. Miles de kilómetros de ferrocarril fueron entonces clausurados en España. De este modo se daba la puntilla a una ejemplar obra de ingeniería que, por problemas políticos, nunca llegó al puerto de Santander.

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