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Dieciséis años del 11-M: In Memoriam

Cada vez que llega este día es necesario recordar lo ocurrido, aunque solo sea para homenajear a cuantos murieron por la acción cobarde de los terroristas, a los que quedaron heridos y a quienes aún viven con el alma alterada por los trágicos sucesos de Madrid de aquel 11 de marzo de 2004. Han pasado dieciséis años, pero son muchos quienes siguen marcados por los momentos vividos. La herida sigue abierta; nada podemos hacer para taponarla. Habrá llantos, susurros, silencio, dolor… homenajes discretos y silentes. Aquel fatídico día, entre las 7.37 y las 7.41 horas de la mañana, diez bombas estallaban en Madrid en cuatro trenes de Cercanías. El atentado más devastador que ha sufrido nuestro país. España enmudece ante la masacre, que deja 191 muertos y más de 1.800 heridos. No lo olvidemos.

Sin embargo, los organizadores han suspendido el homenaje convocado para hoy en Atocha debido a la epidemia del coronavirus, que ha provocado 21 muertes en la Comunidad de Madrid, donde los contagios ascienden ya a 782. Este acto había sido convocado a las 10.30 y estaba previsto que asistiera el presidente de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, Eulogio Paz, y los secretarios generales de UGT y CCOO de Madrid, Luis Miguel López y Jaime Cedrún, respectivamente, y de la Unión de Actores y Actrices, Iñaki Guevara. En cambio, la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) mantiene por el momento el acto de recuerdo que cada año celebra en el Bosque de los Ausentes, en el parque de el Retiro, que está previsto a mediodía de mañana y que presidirá la presidenta de la AVT Maite Araluce.

Las bombas del 11-M fueron preparadas por un grupo de fanáticos islamistas. Los atentados fueron obra de un grupo de terroristas originarios de Marruecos y Túnez. Una célula formada por diez hombres planificó y llevó a cabo los atentados, previa adquisición de doscientos kilogramos de dinamita Goma-2 ECO, robados de la mina asturiana La Conchita por el minero José Emilio González Trashorras. Así lo establece la sentencia 65/2007 de la Audiencia Nacional, ratificada, en lo sustantivo por el Tribunal Supremo en 2008.

«Ninguna derrota del terrorismo puede ser digna si no reconoce, honra y ampara a sus víctimas«, una tarea que se debe hacer, ha añadido «sin caer en falsas neutralidades, equidistancias o ambigüedades», recordaba días atrás el ministro de Interior. Fernando Grande-Marlaska reclamaba la necesidad de no olvidar a quienes han sufrido el terrorismo durante un acto conmemorativo celebrado en la sede de la Real Academia Española, con motivo del Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo, que se conmemora el 11 de marzo.

«Una sociedad sin memoria es una sociedad sin rumbo. Carente de realidad. Carente de palabras y de relato. Carente, en definitiva, de verdad. Porque una sociedad sin pasado es al mismo tiempo una sociedad sin futuro, una sociedad que no mira hacia atrás tampoco conseguirá mirar hacia adelante«, subrayaba el ministro.

Este miércoles se cumplen 16 años de los atentados. Y no, aunque lo parezca, no nos hemos olvidado. No nos perdonaríamos arrinconar los recuerdos. La amenaza del Daesh es permanente. Cierto. Pero no sería justo que sus víctimas quedaran relegadas de nuestra memoria. No podemos caer en el olvido; por ellos. In memoriam.

Quince años del 11-M: In Memoriam

Sigue en la memoria de todos. Así que poco se puede añadir a lo ya conocido. Sin embargo, cada vez que llega este día es necesario recordar lo ocurrido, aunque solo sea para homenajear a cuantos murieron por la acción cobarde de los terroristas, a los que quedaron heridos y a quienes aún viven con el alma alterada por los trágicos sucesos de Madrid de aquel 11 de marzo de 2004. Han pasado quince años, pero son muchos quienes siguen marcados por los momentos vividos.

Los trenes de cercanías de Madrid sirvieron a los terroristas para su cruel propósito. Sabedores de que miles de personas utilizan ese medio de transporte para acudir a sus trabajos, los yihadistas aprovecharon la circunstancia y dejaron su carga mortal en una docena de mochilas que repartieron estratégicamente por los convoys que circulaban a primeras horas de la mañana hacia diferentes destinos. Diez explosiones casi simultáneas en cuatro trenes a la hora punta de la mañana (entre las 07.36 y las 07.40) acabaron con la vida de 192 personas y produjeron heridas a casi dos mil.

En la Estación de Atocha (tren número 21431, colocaron tres bombas), a las 7:37:47 ya se había producido la primera explosión, según la cinta de vídeo del sistema de seguridad ; a las 7:38:36, la segunda, en el coche 5; y a las 7:38:40 se produce la tercera, en el coche 4. Los artefactos estaban situados en los coches 1, 4, 5 y 6 (en el primer coche del convoy, cabecera de tren, se localizó otra bomba que no estalló inicialmente y que los equipos Tedax y de la Policía Nacional hicieron explosionar a las 9:59:18.

En la estación de El Pozo del Tío Raimundo hicieron explosión dos bombas; en Santa Eugenia, una; y en un cuarto tren, junto a la calle Téllez, en las vías que se encaminan a la estación de Atocha desde el sur, otras cuatro bombas. Las fuerzas de seguridad encontraron en el interior de los mismos trenes otros dos artefactos que habían fallado. Ambos fueron detonados por motivos de seguridad.

También se encontró una tercera bomba en la estación de El Pozo del Tío Raimundo, que finalmente pudo ser examinada por los especialistas y que fue clave para el proceso judicial. Contenía 500 gramos de explosivo plástico Goma-2 ECO, metralla, un detonador y un teléfono móvil que hacía de temporizador, manipulado para que la alarma activase el detonador.

Las bombas del 11-M fueron preparadas por un grupo de fanáticos islamistas. Los atentados fueron obra de un grupo de terroristas originarios de Marruecos y Túnez. Una célula formada por diez hombres planificó y llevó a cabo los atentados, previa adquisición de doscientos kilogramos de dinamita Goma-2 ECO, robados de la mina asturiana La Conchita por el minero José Emilio González Trashorras. Así lo establece la sentencia 65/2007 de la Audiencia Nacional, ratificada, en lo sustantivo por el Tribunal Supremo en 2008.

Este lunes se cumple el 15 aniversario de los atentados del 11-M. Y no, aunque lo parezca, no nos hemos olvidado. No nos perdonaríamos arrinconar los recuerdos. La amenaza del Daesh es permanente. Cierto. Pero no sería justo que sus víctimas quedaran relegadas de nuestra memoria. No podemos caer en el olvido; por ellos. In memoriam.