Los sindicatos de ferroviarios franceses anuncian nuevas medidas de presión contra el Gobierno, ante su proyecto de reforma de la empresa pública de trenes SNCF, pese a la oferta de diálogo lanzada por el primer ministro, Edouard Philippe. Tras una reunión conjunta, los representantes de los sindicatos anuncian una jornada nacional de manifestaciones el próximo 3 de mayo, coincidiendo con el undécimo día de paros convocados dentro de los 36 que comenzaron a comienzos de mes y que terminan a finales de junio.
El objetivo de esas manifestaciones, tanto en París como en otras ciudades del país, será «incrementar la presión al Gobierno» del presidente Emmanuel Macron, explica Laurent Brun, el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT) en SNCF, durante una comparecencia con los otros responsables de centrales. Pretenden así hacer una demostración de fuerza de cara a la reunión convocada por Philippe para el próximo 7 de mayo, con el objetivo de que abra «una negociación seria«. En caso contrario, amenazan con una jornada «sin trabajadores ferroviarios» el 14 de mayo. Brun lo justificó porque «si el Gobierno no escucha la movilización, es que hay que aumentar el tono».
Los sindicatos se negaron a acudir a una reunión de concertación con la ministra de Transportes, Elisabeth Borne, a la que acusan de no ofrecer ningún margen de negociación. En tono desafiante, el responsable de la CGT dijo no imaginar «que el primer ministro convoque para decir que nada va a cambiar» ni que «retome las riendas (de la negociación) para echar más leña al fuego«. Hasta este martes se han sucedido, de forma intermitente, diez jornadas de paro de ferrocarriles desde comienzos de mes.
El motivo de la protesta es la reforma del sistema ferroviario lanzado por el Ejecutivo de Macron que pretende, sobre todo, poner fin para los nuevos contratados al estatuto laboral del que se benefician los trabajadores de la SNCF. También establece un nuevo marco para la apertura a la competencia de los servicios de trenes y sienta las bases para que el Estado francés asuma como propia buena parte de la deuda de la empresa, que se acerca a los 50.000 millones de euros.
El personal ferroviario manifiesta su rechazo a transformaciones como convertir la SNCF en ‘sociedad nacional de capitales públicos’, abrir el sector a la competencia, y poner fin a las contrataciones bajo el estatus de trabajador ferroviario, que hasta ahora garantizaba algunas ventajas salariales y sociales, para compensar la dureza del trabajo. En medio de las tensiones, los líderes sindicales pusieron fin hace pocos días a los diálogos de concertación llevados a cabo con el Ministerio de Transporte y denunciaron la nula disposición de las autoridades a escuchar los reclamos. Asimismo, indicaron que en lo adelante solo negociarían directamente con el primer ministro.